Bolivia hizo saltar la liebre

Hace unas semanas, el entonces Cónsul General de Bolivia en Chile, Roberto Finot, declaraba que su país estaba muy cerca de tener acceso al mar dado el avance de las negociaciones que ambos países vienen manteniendo.
El anuncio eyectó al diplomático quien regreso a su país en medio de cierta confusión mediática dado que el presidente Evo Morales frente al Congreso Nacional, en Sucre, solo unos dias despues, el 6 de agosto, sostuvo que estaban próximos a un acuerdo sobre el mar, con Chile. Posteriormente, el canciller Choquehuanca afirmó “como nunca, Bolivia está cerca de alcanzar el anhelo de retornar a las costas del Pacífico”.

En Chile, la actuación pública y ante los medios de comunicación, de las autoridades de Cancillería fue categórica, las líneas directrices del monolítico discurso se resumían en que 1) las negociaciones son secretas y las manejan los vicecancilleres. 2) el cónsul no conoce el contenido de las negociaciones. 3) las negociaciones NO incluyen la discusión sobre el mar y la soberanía.

La semana siguientes al episodio, Perú, -y según su Canciller, a pedido de las autoridades chilenas- jugó su carta publicando en el diario oficial el nuevo mapa marítimo proyectado desde su nueva ley de límites con Chile. Esto generó un escándalo de proporciones que no fue acallado ni siquiera por el terremoto.

La pregunta que me he seguido haciendo, es por que el ex cónsul Finot, un diplomático de carrera que vino a salvar una situación parecida, -otro cónsul con ganas de hablar-  se arriesgo haciendo una declaración tan contundente, rayana en el sincericidio.

No creo que Finot haya pasado por un momento ególatra en la búsqueda de protagonismo mediático. No un diplomático de larga trayectoria.

Mi hipótesis es que la movida tenia la intención de testear con suficiente precisión cual era la reacción que generaba, en Chile, la posibilidad ya mas cercana, de que Bolivia acceda al mar.

Y el experimento resulto perfecto a no ser por el resultado. Las declaraciones del cónsul dejaron para la cosecha de los analistas, una lista de declaraciones de todos y cada uno de los miembros de la clase política chilena, dejaron también una clara impresión de lo que piensan los empresarios, y permitieron hacer encuestas entre la población para ver cual es su parecer.

Por el precio de un cónsul, por lo demás un  diplomático de carrera que es apartado de un puesto estrategico y candente, obtuvieron un diagnóstico preciso, propio de cual es la situación de chile, los grados de consenso interno, las posiciones expresadas por el abanico político y el margen de maniobra real de la Presidenta Bachelet vis a vis el tema boliviano.

Hoy, supongo que con los resultados y analisis en la mano, el Canciller de Bolivia Choquehuanca acordó en Brasil. con su par el Canciller Foxley, mantener las relaciones bilaterales “circunscritas exclusivamente a las cancillerias” y ambos se comprometieron a que los temas como la demanda marítima “ya no se trataran a través de la prensa”, según consigna el diario chileno La Segunda.

Bolivia entonces, pudo constatar de primera mano los grados de resistencia que hay en Chile para conceder acceso al mar, y especialmente el nivel de aceptación y rechazo a la idea de ceder soberanía.
En uno de los últimos semestres “útiles” para el gobierno de Bachelet de cara a un avance concreto en la negociación con Bolivia, Evo Morales hizo ladrar a sus sabuesos para que la liebre salga de su escondite. Ésta, se alejó sigzagueando rápido de su perseguidor.